Los poemas pequeños









Mis poemas preferidos son los poemas pequeños.

-que no han de ser confundidos con los poemas cortos-

Los poemas pequeños que son esos que caben en la palma de una mano. En la punta de unos dedos. Y nunca se caen del bolsillo. Los poemas sin pestillo. 

Los poemas pequeños tienen la inmediatez del instante y caben en décimas de segundo. Caben en las manecillas del reloj. Caben, incluso, en la mesilla de noche. Caben hasta en los pies de página de los pies de página de los literatos. Se les ha visto caber en la madrugada. Y caben en la luna, los poemas pequeños, en la luna nueva y la llenan. Caben en las nanopartículas y en la fórmula del oxígeno. Se han llegado a ver, poemas pequeños, al microscopio. A vista de pájaro se han llegado a ver. Caleidoscópicos. Los poemas pequeños pueden circunscribirse a los límites infinitos. Los poemas chiquitos, caben en los diminutivos del lenguaje y no precisan de él. Caben en borbotones y pleitesías. Caben pintados en las paredes y en la viva voz. Caben en la boca, los poemas pequeños. En la forma de besar y el fondo. Los poemas pequeños se han encontrado en lunares de estrella. En planetas de espalda. En júbilos clavículos y primeras personas del plural del verbo sentir.

Me gustan los poemas pequeños porque a diferencia de los grandes no necesitan texto. Los poemas pequeños no necesitan autor, ni público alguno. No necesitan mánager ni secretario ni representante de los susodichos. No necesitan escenario ni atril tampoco, ni tinta siquiera, no necesitan papel. Los poemas pequeños no precisan de terminal telefónico o máquina de escribir, no subyugan su existencia a instrumento de escritura alguno. Y aún así caben.

La verdad: no sé qué hacemos todos tan engreídos escribiendo poemas cortos y poemas grandes y poemas gruesos, teniendo tan a mano los otros; los que caben siempre, los poemas pequeños.






9 comentarios:

  1. Respuestas
    1. Menos mal que hay quien los sabe apreciar, Alicia.

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  2. Nononononono son pequeños. Son enormes, como lo eres tú. Gracias por compartir lo que eres.
    Marta

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    1. Gracias a ti por mirarme así de grande, Marta. Y a los poemas pequeños. Gracias de mi parte y de la suya.

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  3. Nononononono son pequeños. Son enormes, como lo eres tú. Gracias por compartir lo que eres.
    Marta

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  4. Hola, me han encantado tus entradas. ¿Cómo estás? Espero recibir noticias tuyas.
    Un beso.

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    1. Hola Mafalda; muchas gracias. Me has hecho una pregunta muy difícil y que no sé responder, pero agradezco la intención. Un beso.

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  5. Buenas noches, Carlos.
    En primer lugar, me apetecería iniciar diciendo que me he leído todas tus entradas, y que cada una me han sentado fenomenalmente bien. Esas ansias por unificar todo aquello que te inspira por medio del mundo de las letras, y con ello, formar algo que consigue influenciar en forma positiva no solo a los demás, sino a ti mismo, es total y completamente admirable.
    Y es que sí, puedo jurarte, que nunca me cansaría de leer todo lo que ocultas y al mismo tiempo expones por medio de esta fuente.
    Por otro lado, espero que no sea demasiado problema para ti, pero de la misma manera te sigo los pasos en twitter. Me ahogo en elogios y pregunto, llevándome por las veces en que presumes tus gustos por la literatura y mi curiosidad: ¿Cuales son tus libros favoritos? O, preferencialmente: ¿Qué libros me recomendarías leer y por qué?

    Te agradezco por el tiempo, en dado caso de que decidas disponerlo. Cuídate, y nunca dejes de escribir. ¡Saludos desde Venezuela!

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    1. Hola Alex, siento no haber podido responder antes; pero aquí estoy.

      En primer lugar: GRACIAS (así, mayúsculas, magnánimas y sinceras). Aprecio mucho tus palabras.

      Esto sólo es una parte del todo, igual que twitter; hay mucha letra por dentro que nunca verá la luz.

      Me gustan mucho las preguntas que me has hecho, aunque me temo que sería infinito contestarlas decentemente. Te dejo una sugerencia aquí, tú descubrirás el por qué: "Las ciudades invisibles".

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