Hoy
devenía a desconoceros
que es un poco como venir a conoceros
pero de verdad.
devenía a desconoceros
que es un poco como venir a conoceros
pero de verdad.
Devenía, por todo eso de la sabiduría encerrada en lo más profundo de
vuestros caparazones. El rincón acogedor que todos tenemos en mente, y un
camino intrascendente que a veces nos lleva o nos trae, de cabeza. Por todo aquello de cuando os
quitáis los zapatos para pensar y vais de puntillas a equivocaros. El genio de
la lámpara que hay dentro de cada uno, que a veces ingenio y a veces da luz. Y
a veces nada de nada de los tres deseos pero qué se le va a hacer, si siempre deseamos
gilipolleces. Cuando solos decís la verdad y por eso tenéis razón, aunque todo
sea mentira. La novena sinfonía de Beethoven y las ocho mil anteriores,
vuestras. El libro favorito que nunca volveréis a abrir, lectores. Soltad lastre. Recitadme
una poesía que os haga sentir vulnerables, contadme los secretos de alcoba,
contadme los dedos de los pies. Y de la mano me lleváis por donde os dé la
gana, que yo os quiero seguir escuchando aún cuando no tengáis nada más que decir.
pero
menos mal
os he desconocido.
Con este desconocimiento de todo lo conocido me ha entrado enorme curiosidad por conocerte...
ResponderEliminarCuriosidad, interesante palabra.
A conocerme se empieza por las letras que has leído. Sin olvidar en ningún momento que la curiosidad no ha de perderse nunca.
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